Los Tilos de Moya: un enclave relicto en expansión

Los Tilos de Moya es uno de los principales núcleos de laurisilva que persistió en la isla de Gran Canaria, ese 1% que se libró de las talas masivas, aunque no quedó libre de explotación como se puede ver en los múltiples pies que tienen muchos árboles. Situado en la parte central de la medianía húmeda de Gran Canaria, sobrevivió por la sensibilidad ambiental de uno de los miembros de la familia Morales, una de las que recibieron las últimas datas de la antigua Montaña de Doramas, en el primer tercio del siglo XIX.

Desde 2005, esta Reserva Natural Especial, en gran parte propiedad del Cabildo de Gran Canaria, cuenta con Plan Director, que establece una estrategia para recuperar la superficie de bosque. Lo hace con una estrategia de reforestación que incluye la transformación del eucaliptal de la zona sur de la Reserva en un bosque mixto al principio y luego en monteverde. Acertadamente el Cabildo habilitó un sendero que recorre parte de la Reserva con lo que se puede admirar el umbroso barranco desde diferentes perspectivas y así facilitar el conocimiento del mismo por parte de la población, lo que contribuye a su mejor conservación.

Supone una joya para la isla y un núcleo de irradiación fundamental para la expansión de la laurisilva, que está comprobado que en su zona natural y con condiciones favorables se expande rápidamente como ocurre en diversos sectores del municipio de Valleseco.

Los diversos problemas que impiden un más rápido desarrollo, como puede ser el descenso del nivel freático, la sequedad de su cauce, la presencia del eucaliptal en su sector sureño así como la vegetación de sustitución de carácter xérico (pitas y tuneras) en la ladera oriental de su sector norte tienen solución, en unos casos con la aplicación del Plan Director y en otras con un necesario acuerdo entre las diferentes partes con intereses en el barranco, como puede ser en el caso del entubamiento del agua.

Por otro lado, la creación de corredores biológicos que permitan un intercambio entre los diferentes núcleos de monteverde y una expansión más eficaz por los terrenos baldíos de esta valiosa formación vegetal resulta de gran importancia para aumentar la superficie boscosa de esta parte de la isla, junto con las imprescindibles reforestaciones del acertado programa Life Rabiche y de colectivos como La Vinca, entre otros valiosos esfuerzos y conseguir sus amplios beneficios como la protección del suelo, la mayor infiltración en el acuífero y el desarrollo de la fauna, entre otros.

En definitiva, resulta un espacio de un enorme valor, necesario en nuestro desarrollo socio-ambientaly fuente para una mejor y mayor implantación de la laurisilva en nuestro territorio insular.



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