Incendio en los Altos de San Gregorio

Los incendios de verano son, en determinados años con baja humedad, vientos intensos y temperaturas altas, un repetitivo recordatorio de los cambios que se han producido en el modelo productivo de la isla y de la fragilidad de los espacios naturales protegidos ante ellos. A los grandes incendios forestales (GIF) que se producen periódicamente hay que añadir otros más pequeños que no arrasan enormes extensiones, como el sufrido por la isla de La Palma, pero que afectan a espacios de gran valor.

Uno de estos casos es el incendio que se produjo hace unos días en un sector de los Altos de San Gregorio, situados en el Paisaje Protegido de Pino Santo, en el que se vieron afectados, junto con el pasto y pequeños arbustos de sustitución propios de la zona, algunos ejemplares de acebuche que estaban creciendo en la zona.



Estos acebuches tienen la característica de que fueron plantados hace unos 20 años por un grupo de jóvenes aglutinados en el Instituto de Tamaraceite, Cairasco de Figueroa, a través del Colectivo Atamarazayt. Un plan de reforestación elaborado por biólogos fue puesto en marcha para reforestar esta montaña y durante muchos fines de semana se plantaron centenares de árboles y arbustos de diversas especies de termófilo entre los años 1992 y 1998.

En la montaña se han producido pequeños incendios desde hace mucho tiempo, inicialmente provocados para que el pasto brotara con más fuerza en una zona tradicional de pastoreo, aunque brota igualmente en su evolución natural anual, pero ese es uno de los mitos que debemos ir desterrando. El valor ambiental de la reforestación es de gran importancia al facilitar la protección del suelo, la infiltración de agua en el subsuelo, el desarrollo de la avifauna y la mejora de la humedad ambiental entre otros beneficios. A ello se le suma el valor social, con la recreación de un espacio natural que puede disfrutar la vecindad de la zona y visitantes a través de su red de senderos así como el valor sentimental para las personas participantes en la reforestación.


Varios de los árboles han quedados secos por el calor de las llamas pero, afortunadamente, parece ser que los troncos han sufrido pocos daños por lo que es de esperar una recuperación tras la época de lluvias. En cualquier caso el camino sigue, es muy importante continuar plantando árboles para contribuir a un medio ambiente mejor. 

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