NUEVA C-80 Y EL OCASO ALDEANO
Con una bonita propaganda vió la luz el primer proyecto urbanístico en La Aldea tras la construcción de la autovía que enfila sus últimas fases. El proyecto, denominado “Valle La Aldea” se vanagloria que solo ocupará el 2% del suelo que ocupa la parcela, de 170 has, incluyendo 1500 camas. Pretenden sus promotores, el grupo Mur, en ser “motor de la expansión turística de la localidad” además de “confiar” en que el gobierno de Canarias declare el proyecto como estratégico, para reducir los requisitos con respecto a la planificación territorial y la protección y conservación del medio ambiente. Pretende, como no, ser complementario a la actividad agrícola y ser integrado con “la oferta de alojamiento turístico para el conjunto de la desembocadura del barranco de La Aldea”.
Esta declaración de intenciones muestra no solo la dimensión
de un proyecto con una alta incidencia territorial sino la voluntad de formar
parte de un desarrollo y una oferta turística en el barranco de La Aldea, con
lo que esta alteración puntual del Plan General de Ordenación Supletorio municipal
sufrirá más cambios que modificarán la orientación estratégica del mismo. Todo
ello hacia un modelo de depredación territorial y masificación del que vemos
numerosos ejemplos, sin aprendizaje alguno por parte de las clases dominantes
en el Archipiélago y las instituciones que les representan. Desde la parte
insular, esta área de edificación, ALQ-029, ya había sido recogida en la
revisión del PIO-GC, aprobada en enero de 2023. Este documento fue llevado al
pleno del ayuntamiento en enero de este año de 2024.
Esta situación, con el desarrollo de este instrumento del
planeamiento, viene derivada de la construcción de la autovía C-80, promovida
desde un victimismo que ocultaba la finalidad última de la infraestructura
viaria que no es otro que la parcelación urbanística del valle de la Aldea y
su explotación por parte de intereses alejados de la población aldeana.
Por supuesto, ante la fuerza de los hechos, no se ha
producido ninguna reflexión estratégica de calado en el seno de las
instituciones canarias, sí desde el movimiento popular vinculado al ecologismo
y la defensa del territorio, que pueda plantearse alternativas al modelo
turbodesarrollista al que se encuentra sometido nuestro castigado archipiélago.
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