RECUPERAR EL BARRANCO DE LA MINA
El barranco de La Mina se encuentra en el término municipal de la Vega de San Mateo-Tinamar. Su nombre se debe a la obra realizada en los inicios de la colonización de la isla para trasvasar el agua desde la cuenca de Tejeda hacia la cuenca del Guiniguada, concretamente hacia el Real de Las Palmas y sus cultivos asociados. En ese momento se trataba de la caña de azúcar que necesitaba gran cantidad de agua. Se construyó entre 1514 y 1526.
Esta obra supuso la construcción de una galería, concretamente un túnel, conocida como Mina, para lograr este trasvase del agua. Desde esa época se establecieron las heredades de agua que fueron,y son, el instrumento para captar las aguas y repartirlas entre los herederos de manera que hay una vinculación entre reparto de tierras y aguas, privatizando gran parte del líquido elemento.
Teniendo en cuenta el régimen pluviométrico, la situación del acuífero insular y la situación de las formaciones vegetales, el barranco llevaría agua todo el año, ya antes de la obra. No en vano, a principios del siglo XX, eran 30 los barrancos que llevaban agua todo el año en superficie dentro de la isla de Gran Canaria.
Hasta hace poco tiempo, los barrancos que llevaban agua en superficie eran: Azuaje, Guayadeque (por acequia), Los Cernícalos y La Mina. Ya hace más de dos décadas entubaron el barranco a su paso por los Tilos de Moya.
Más recientemente se ha entubado el barranco de la Mina de modo que a la altura del molino se desvió el agua secando el cauce aguas abajo y perdiéndose, por tanto, los caideros.
El colectivo ecologista Turcón lleva años luchando contra el entubamiento del barranco, incluso por vía judicial. Se produjo un sobreseimiento de un recurso previo de 2019, que fue desestimado en 2024 al no considerarse acreditados los delitos de prevaricación y malversación de caudales públicos por la Heredad de Las Palmas, Dragonal, Bucio y Briviesca. Turcón realizó un recurso de apelación ante la Audiencia Provincial de modo que fue estimado, anulándose el archivo de la causa realizado por parte del Juzgado de Instrucción n.º 8. De este modo este proceso sigue su vía judicial. Desde aquí animamos a Turcón a continuar con el proceso.
El agua corriente por los barrancos supone el mantenimiento del ecosistema natural propio del biotopo donde se encuentra el mismo. En el caso del barranco de la Mina se trata de un bosque de galería formado por saos (Salix canariensis) y su vegetación asociada incluida dentro de las formaciones vegetales propias de los pisos de laurisilva y fayal brezal. El desvío del agua del barranco provocó la desecación del cauce, hecho que agravó los efectos del incendio de 2017 con la pérdida de muchos ejemplares de sao. Del mismo modo, al secarse el cauce impide una regeneración natural al no darse las condiciones para crecer nuevos árboles.
No se ha mantenido siquiera un caudal ecológico, para sostener el ecosistema, lo que supone una afección grave a la biodiversidad y, de forma evidente, a la capacidad de regeneración del ecosistema señalado.
En definitiva, el entubamiento del barranco supone una agresión de primer orden contra un ecosistema frágil que necesita el agua para pervivir por lo que debe ser restaurada la circulación de agua por el cauce al menos en lo que se refiere al caudal ecológico.
FOTO: Caidero del Barranco de La Mina en los buenos tiempos a recuperar. Fuente: Atlas Rural de Gran Canaria
FOTO: Caidero del Barranco de La Mina en 2010. Fuente: Global
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